miércoles, septiembre 16, 2009

Lourdes Flores:"De la banda gástrica a la banda municipal"

¿Por qué los caballos en cautiverio a pesar de sus genes libertarios se encuentran inmovilizados en una circunferencia? ¿Por qué su radio de acción esta condicionado al tamaño de una soga? ¿Por qué su fuerza depende de la hondura de una estaca? La respuesta a estas dudas infantiles, la pude descubrir muchos años después, luego de conocer las investigaciones que efectuara Martin Seligman [1]. El intenta explicar que, si a un elefante desde que nace, lo enganchas a una cadena y lo atas a un árbol, los esfuerzos que haga este animal, por escaparse del yugo – por ser tierno y débil – serán infructuosos. Los continuos intentos por romper la cadena y las consecuencias de sus fracasos, harán que en el corto tiempo, estas especies “se resignen” al cautiverio y se sometan sin mayor esfuerzo a esa penosa condición de existir. Aunque el científico de Pensilvania no lo dice, debe entenderse, que la extinción de la conducta de escape, responde además al hecho que, antes, durante o después de sus fracasos se han disparado un conjunto de múltiples recompensas o castigos, que han facilitado la consumación de este condicionamiento. A todo el proceso, por medio del cual, se relacionan los constantes intentos y los consecuentes fracasos, la Psicología Social, lo ha denominado “Indefensión Aprendida” (Learned Helplessness) o Teoría de la Incapacidad, que no viene a ser mas que: “una condición psicológica en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil”. Lo descrito, podría parecer más un síntoma que una patología. En eso estoy de acuerdo, excepto cuando esta sintomatología se presenta en los humanos. Ahí si, el síntoma pasa a convertirse en un cuadro clínico, que requiere la pronta intervención terapéutica, por cuánto, se pone en riesgo los ámbitos emocionales [2], cognitivos [3] y motivacionales [4] del individuo. Vista así la cosas, esta sería, en síntesis la patología que hoy gobierna la vida política de Lourdes Flores. Un diagnóstico que se fue cimentando en la ruta de sus batallas perdidas y sus sueños irrealizables, porque ella nunca ganó nada, a pesar, que la cadena que la ata a sus fracasos esta prendida únicamente de una armella de arcilla. La lectura de los hechos mas notorios, nos muestra que no hay en su haber logros políticos destacables que justifiquen su madura trayectoria. Todo lo contrario, su tránsito por los recodos del pleito electoral, se pueden resumir entre los continuos intentos por acceder al poder y las consecuencias de sus notables fracasos. Este escenario ha creado en ella, la percepción que nada que haga en lo político podrá tener resultados favorables. Por eso su fobia a la confrontación. En suma, esta sería la razón, por la que de modo conciente – o no – ella asume que todos los retos que la encienden, no servirán para derribar el árbol en la que ha estado atada durante todo el curso de su aprendizaje político. Esto explicaría, el porque ella nunca decide con autonomía iniciar un proyecto; mas por el contrario, se ha podido verificar que no solo no inicia una travesía sino que tampoco la traza. La ruta a seguir se la ofrecen, y asi de simple: la toma.¿Lo evalúa? Parece que no, pero se mete. No pensando en sus recursos y valías, sino, en la de los otros, tanto así, que prefiere la compañía de cualquiera que lidiar sola. Será quizás, porque sospecha que con la complicidad de un tercero, puede romper el hechizo de su “mala suerte”. ¿Ella sabe su diagnóstico? Es probable. ¿Sus cercanos lo saben? Están convencidos. Por eso será que su agenda política, no emerge de un bien calibrado esquema de acción, sino que responde al contexto que le dibujan. Descrita asi las cosas, podemos atribuir que ella, es reactiva, poco divergente y sin dotes propositivos; condiciones estas que son peligrosas para quienes aspiran coger las llaves del poder. En un mundo, en el cual es regla que los fracasos enseñen más que los logros, invertir la interpretación, es por demás suicida, poco razonable, por no decir inexplicable. Todo lo anterior, es en esencia la transpolación de la desesperanza aprendida en su juego político. La hipótesis aquí sostenida, contiene insoslayable evidencia. Van dos grandes fracasos. Ella ya soltó lágrimas por eso. Se debe haber maldecido y rememorado la retrospectiva de sus torpezas políticas, lamentando con rabia la lejana ironía de Mister Flores; y, sobre todo, deseando resetear del haber de su memoria, la ingenuidad que tuvo para mostrar sus amplitudes en la cristalina piscina de los ricos. Claro, ya lloró. Puede incluso, creer que fue perdonada, tanto así, que incluso sostiene que ha encontrado el sosiego de una explicación para ello. Este argumento, le sirve para los días, pero no para las noches, porque en el fondo de todo, cuando esta sola, entre el fríaje de sus sabanas, debe haber concluido que esas no fueron las razones de su derrota, sino, solo los motivos y que la causas probables, están en la irremediable condena hacia el fracaso. Esto es tener como consecuencia de tus actos la derrota por un lado, y la visión de un túnel interminable, por el otro. Los dos extremos, consolidan la desesperanza como un efecto irreversible. Si a ese marco, le incorporas el antecedente de su partido reprimido, no cabe duda que tendrás pólvora depresiva cerca de un horno. Pues claro, no podría ser de otro modo, pues la historia política del PPC esta cubierta por las sombras de las derrotas. Nunca ganaron, ni siquiera cuando la coyuntura les fue favorable y aun se respiraba por las calles del Cercado de Lima, los rezagos de una aristocracia moribunda. ¿Se pudo esperar algo de ella? De repente nada, porque de alguna forma era la emisaria de una derrota anunciada. Para ella, el fracaso; para su partido [5] solo una raya más de desaciertos. En suma, una simbiosis macabra, de cuya retroalimentación, la frescura que pudo Lourdes imprimir en un momento se ha mermado. Eso, ella lo sabe; y ha incorporado que así siempre será. Por eso, la visión borrosa de las cosas, no distingue que hay hechos que por muy buenos que sean para unos, no necesariamente son buenos para todos. No sé, si se olvida que en el Perú, lo que es malo, para la casta mediática, es malo para todos. Aunque quizás no se olvide, pero aún así, lo hace, reta al escrutinio público, de repente sospecha que nada que haga cambiara la consecuencia histórica de sus derrotas. ¿Que hacer? Nosotros nada. Ella mucho, si lograse al menos advertir, que de esas contingencias son responsables sus seudo acólitos. Esta premisa, es probable que tampoco lo quiera barajar; sino miremos, como es que los “ilustres operadores” que le acompañaron en las funestas marchas del 2001 y el 2006, siguen ahí, a su lado, soplándole a los oídos que en la tercera va la vencida. Claro, lo dicen, para que ellos, esta vez, si puedan coger aunque sea un resquicio de la torta del poder que hoy antojan. Lo peor, ella les cree, como una mujer sin recursos a un hombre mundano. Es mas, dentro del esquema, es factible, que ella necesita creerles, sino, no sabría que hacer, total, en una secuencia cómica se solía decir: "que una pena entre dos es menos atroz". En suma, la presunta esbeltez de Lourdes, hoy o casi siempre fue una ficción. Ella esta mal. Grave políticamente. No esta convencida de nada, por eso camina en los ámbitos del ensayo y error. No sabe sacar provecho de muchas vitalidades que sin duda puede desarrollar, por el contrario, prefiere seguir ahí, mirando como el pueblo aún la mira blanda y blanca lanzándose a una piscina sin agua. Estas son las consecuencias del esquema de la indefensión aplicado a ella. Aunque, quizás después de todo, la terapia que podría de una vez por todas resolver el conflicto de Lourdes, sean las aproximaciones sucesivas [6] para romper el trauma. En buen cristiano, esto significa que tiene que renunciar al sueño de conquistar el Perú real, y pensar en la Lima cuasi formal que aún la aprecia. Con esta decisión, que duda cabe, Lourdes podrá recién ver quienes son los actores dentro de su estrategia y quienes de su táctica [7]. En síntesis, para Lourdes, salir del modelo de Seligman y Morris, implica trazarse como meta – si quiere terapéutica – el alcanzar el gobierno municipal de Lima. Total, solo será sustituir un sillón por un diván o mejor dicho, el sillón de Nicolás de Rivera “El Viejo” por el diván terapéutico de Lourdes Flores. En las urnas, la patológica desesperanza aprendida puede ser resuelta de un solo cuajo.
OSNIEV


[1] Seligman, Martin (1991). El optimismo es una ventaja y un placer que se adquiere. Buenos Aires. Atlántida.
[2] Ansiedad con subsiguiente depresión.
[3] Según Rotter la experiencia de indefensión, distorsiona la percepción del control, es decir, la respuesta del sujeto al estimulo, haya sido optima o eficaz, este no tienen la capacidad para percibirla en ese sentido.
[4] Pesimismo, e incapacidad para emprender por si mismos los proyectos.
[5] De las derrotas electorales del 2001 y el 2006, sus aliados ocasionales no sintieron los efectos traumáticos que asumió Lourdes Flores. Nunca estuvieron involucrados. Fue para ellos, como el duelo del vecino, no del hermano.
[6]Procedimiento de intervención psicológica en la que se fija como objetivo terapéutico, alcanzar el manejo de conductas-metas( intermedias),para luego,
llegar hasta la conducta final.En el caso en concreto, ganar Lima para pensar en el Perú.
[7] Imaginemos a Xavier Barrón de Regidor de Lima.

miércoles, septiembre 02, 2009

Luego de Bagua ....¿qué?

Ha propósito de lo que acontenció en Bagua, se pueden inferir algunas incidencias que estos hechos tendrán sobre la coyuntura actual. Veamos:

I
. El hecho que la sociedad en su conjunto percibe como único elemento válido para exigir la atención del estado, es que esta se realice mediante la implementación de medidas de fuerza en la que se arrincone al estado. La experiencia de Bagua, tiene su correlato con la crisis acontecida en Andahuaylas, La Oroya, Sicuani, Puno, etc. siendo, la consecuencia directa, que ahora sí, se asume y legitima a la confrontación como el perfecto mecanismo de presión al Estado.

II. El hecho que el estado se ve obligado (mas por inercia) a dar respuesta inmediata a los conflictos. En el mas breve plazo, comprometiendo recursos y promoviendo acuerdos, no con el propósito de resolver en esencia los problemas demandados, sino, con el objeto de evitar la agudización de la crisis. Vale decir, se esta apostando por la respuesta en el corto plazo (inmediatista) descuidando el mediano y largo plazo.El aprendizaje de Bagua, tiene su correlato en el acta que se suscribió en Andahuaylas, en la que los representantes del Estado,
se comprometieron en mas de una treintena de puntos, los cuales mayoritariamente, son inejecutables en el corto plazo. La consecuencia de ello, es que en lugar de materializar soluciones, se esta embalsamando los reclamos y derivándolo a otro escenario de mas pólvora.

III. El hecho que los actores políticos, han incorporado en la agenda reivindicativa de los pueblos, sus propias plataformas políticas, pidiendo, incluso, se inserte dentro de ellas la derogatoria de normas de carácter general, que trascienden el aspecto netamente regional. El correlato, se expresa en la agenda de Sicuani y Andahuaylas, en la que se pidió la derogatoria de la Ley de la Carrera Pública Magisterial o la Ley de Aguas; siendo en suma, la consecuencia directa de ello, que las reivindicaciones adquieren con mayor nitidez, un matiz político e incluso ideológico.

IV. El hecho que el gobierno ha perdido la iniciativa política, dejando de ser promotor de una agenda productiva (reforma del estado, inversión etc.), para convertirse, en un mero administrador de la crisis. El correlato de este hecho, es la ausencia orgánica de políticas públicas, y sobre todo, su incapacidad para proponer virajes. Sin embargo, la crisis además ha demostrado, que la manipulación extrema de hechos notorios por parte del Estado se ha perfeccionado (caso Abencia Meza, Fefer etc.). La experiencia enseña, que se puede –por ahora – trastornar la agenda política y sustituirla por asuntos menudos, creando con ello ingobernabilidad en un primer momento e ilegitimidad del estado en el largo plazo.

V. El hecho que la sociedad, ha acentuado la percepción negativa del estado (ejecutivo y legislativo). El correlato de ello, es la falacia de censura por parte del Congreso al Consejo de Ministros. La consecuencia de la experiencia, es que la sociedad empíricamente ve al estado y sus instituciones, como inoperantes y propulsoras de escenarios de crisis, que se expresan en el incremento de los conflictos sociales. La Defensoría del Pueblo explica el crecimiento exponencial de estos.

Osniev