jueves, septiembre 08, 2011

Caso Ciro Castillo: ¡...Sin cadáver no hay homicidio...!

 
¿Por qué una imputación contra Rosario Ponce por el homicidio de Ciro Castillo, es insostenible?
   

Cuándo eran felices. ¿Lo fueron?

Uno: Sin cuerpo no hay delito.- Un primer aspecto  que no puede, ni debe pasar inadvertido  por ser medular   en los presentes hechos, es la premisa por la cual, se sostiene, que  si el cuerpo de Ciro Castillo no aparece, no se puede sostener irreversiblemente que esta persona haya muerto. La consecuencia de esta realidad, es sostener que sin “haberse establecido” previamente la muerte de Ciro,  tampoco se puede imputar a Rosario Ponce responsabilidad por homicidio. ¿Por qué? Porque la premisa jurídica establece literalmente, el supuesto: “el que mata a otro”. Entonces, esta condición normativa, obliga al operador jurídico a establecer una relación causal, entre el sujeto activo “el que mata” con el sujeto pasivo “el que muere” o víctima del hecho homicida. Por tal razón, solo se podrá establecer la condición de fallecido de Ciro[1] para los fines penales, en la circunstancia que se encuentre su cuerpo. Ahora bien, cabe anotar que no es con la aparición del cuerpo que se pone fin a la secuela legal, sino por el contrario, solo a partir de ese hecho, se darán las condiciones para intentar establecer una causa penal probable contra Rosario. Vista así las cosas y bajo esta línea de análisis, en el caso concreto a la joven Ponce no se le puede imputar responsabilidad penal por homicidio, en tanto, no se determine la existencia del corpus criminis o cadáver, que establecerá  con certeza la hipótesis que Ciro Castillo, está muerto. Esta realidad,  así no guste a muchos, es una verdad jurídica y, consecuentemente, causa suficiente para rechazar una posible imputación de responsabilidad penal contra ella.
 
Dos: Si, sin cuerpo no hay delito, aún con el cuerpo, es posible que no haya pruebas de homicidio.-


Nadie muere en la víspera. ¿O sí?

Si lo anterior tiene relevancia capital, para la construcción de la acción típica (hipótesis de delito), existe un escenario aún más dificultoso que se abre, si se pretende construir una causa penal. ¿Cuál es? En la hipótesis que aparezca el cuerpo, éste “debe hablar” como dicen los forenses. De su estudio el Ministerio Público, tendría que intentar probar varias cosas.Una de ellas, es la de establecer la razón de la  muerte de Ciro, que solo puede enmarcarse en los siguientes supuestos que resultan ser, excluyentes entre sí: la muerte natural, la muerte accidental, el suicidio, o el homicidio. Cualquiera de estos supuestos  es una respuesta posible, sin embargo, como estamos en la hipótesis del homicidio (y es lo que más cautiva a la masa) habrá que determinar algunas cosas, elementales que servirían para consolidar recién un caso. Estos son: a) El daño concreto, que se le causó a la víctima, y si este daño fue suficiente para causarle la muerte. b) El instrumento con lo que se le causó el daño y si este fue idóneo para causarle la muerte. c) El agente o autor que le causó el daño y si el acto del autor fue el que ocasionó la muerte. d) Y al final, establecer un devenir lógico de lo que aconteció en la fase de la construcción del iter criminis: ideación, ejecución y consumación[2]. Así, en el escenario que se encuentre el cuerpo, cabe  preguntarse: ¿Será posible establecer el daño infringido a Ciro? ¿Habría forma de demostrar que Rosario, lo hizo?. ¿Habría forma de establecer, sino con pruebas, al menos con indicios razonables su culpabilidad? ¿Habría la posibilidad de establecer la relación directa entre la autoría del hecho y el daño infringido?  ¿Si el daño infringido, el acto o el hecho (¿cuál?) es el que realmente causó la muerte a Ciro? ¿Cuántos  posibles agentes externos de daño pudieron a la fecha, haber alterado el estado del corpus criminis?.En fin, como se ve, surgen un cúmulo de preguntas que en lugar de esclarecer el asunto, lo ensombrecen, puesto que, la respuesta a estas interrogantes, nos hacen suponer que las vallas impuestas para instruir una causa probable contra Rosario Ponce son muy altas; y aún, si se cubriese esa valla, la secuencia para imputarle responsabilidad en el supuesto de homicidio, son desde mi punto de vista improbables e inviables. 
   
Tres: La defensa de Rosario es inercial, solo  responde, no necesita actuar.- 

¿Por qué no le creen?
Lo que se afirmo en el acápite anterior, tiene un corolario de comprobación en la respuesta táctica que ejecuta su defensa legal. Vale decir, están convencidos y con razón que no habrá construcción de causa penal, sin que se encuentre el cuerpo de la presunta víctima. Por eso, solo actúan por inercia, respondiendo con prudencia al arrebato del Ministerio Público. ¿Hasta cuándo lo harán con cordura? Supongo que, hasta que el imaginario colectivo “se haga la idea” que Rosario no tiene nada que ver con el asunto, y puedan ahí recién “levantar la pata” e increpar con todo el rigor técnico al sistema de justicia, que este incipiente proceso, tal como esta, nació muerto y que solo correspondería ser enterrado. Hasta hoy no lo han dicho, y es posible, que directamente no lo hagan,  pero alguien dirá, que esta causa no tiene razón de ser. Le bastará a este alguien promover y argumentar un conjunto de principios para exigir con razón, sobreseer la investigación contra Rosario, por los hechos que le imputa la familia de Ciro Castillo. En suma, desde la perspectiva jurídico penal, la posición de la familia Ponce es muy solida, y este hecho, hace que la contraparte intente ganar la partida ya no en los fueros y dentro de  los rigores de la ley, sino, en la esfera de los medios de comunicación. En este contexto, no he podido identificar un solo medio o espacio periodístico que establezca una trinchera desde donde pueda defenderse Rosario Ponce. ¿Por qué?  Varias serían los motivos,  pero todas ellos, parten de la premisa que la familia Ponce y específicamente la hija involucrada en este hecho, es la menos digerible para la TV. A mi modo de ver, éstas serían las posibles razones: a) Rosario, ha sido rotulada por la población como la fría y dura. b) Defenderla es cargar con el lastre de su sorna y la poca capacidad de congoja. c) Es difícil hacer saber a la población que ella no miente. d) Su linchamiento mediático ha sido tan contundente que es poco probable atraer a simpatizantes a su causa. e) La madre de Ciro con justicia llorosa y enferma revierte cualquier explicación de Rosario. f) El inicial silencio de Rosario, ha sido interpretado como la del delincuente que no quiere delatar. De las consecuencias de la arremetida mediática, recién la familia Ponce se ha percatado, puesto que, siempre supieron que tienen hasta ahora   todas las de ganar, pero entienden a la vez, que no sirve solo tener la razón en los fueros de la justicia, sino también, ante los ojos de la población. Esto explica porque hoy vemos a Rosario aunque igual de fría concediendo entrevistas a todos los canales, algo así, como si de pronto, hubiese descubierto o recordado con la sagacidad de un narrador su travesía por el Colca. Eso le han aconsejado y así lo hace. Ha salido a intentar explicar los hechos, a veces con respuestas poco sólidas, pero aquí, las supuestas o reales contradicciones de su discurso, no abonan en definitiva la tesis de su responsabilidad, sino solo, son indicios que pueden servir para continuar con una investigación, pero jamás, para instruir una causa penal, y menos aún para establecer una línea base que sustente una condena.

Cuatro: La presión para que hable, como el último recurso para lograr construir una causa penal.-  

¡...Encuentre el cuerpo  y hablamos...!
De lo que hasta acá se sostiene, son conscientes todos los actores inmersos en el hecho. Por tal razón, como ya lo dijimos, ambos han salido a confrontarse en el ámbito mediático. Los acusadores con el propósito de lograr una confesión definitoria de la chica Ponce. Y la familia acusada, para resistir la presión de una opinión pública que le ha sido esquiva. Aún así, si esperan una “confesión” de Rosario, se están equivocando, pues ella, así haya sido la autora, cómplice y/o participe del hecho criminal, jamás confesará. Estas serían sus razones: a) Tiene claro, que el derecho penal está por encima de la voluntad de las partes. b) Sabe que sin cuerpo no hay delito. c) Entiende que en materia penal, el atisbo de una duda razonable la excluye de responsabilidad. d) Asume que tienen que probarle que ella hizo algo, y  si no pasa eso, sabe que la exculparán. e) Es consciente que como imputada o denunciada ha adquirido un conjunto de garantías procesales que los hacen incólume a los requerimientos de la autoridad para promover la actividad probatoria. f) Y finalmente, ha aprendido que su proceder displicente con la población, solo podrá ser corregido con el decurso del tiempo, por consiguiente: no es cuestión de combatir sino de  resistir.

Cinco: El mal paso legal de la familia de Ciro Castillo, puede ser fatal en la búsqueda de la verdad.- 


El dolor es oscuro. No vió la luz legal
Arribando a una conclusión, me atrevo a sostener la ineficiencia de la estrategia legal de la familia Castillo Rojo. Ellos, no debieron haber sido inducidos, a presentar una denuncia formal contra Rosario Ponce por homicidio, cuando el elemento material o corpus criminis es hasta ahora inexistente. Ella por su parte, sabe con precisión cuál es su status legal que ostenta y cuáles son los propios límites que la autoridad se autoimpuso, al procesar la denuncia en estos términos. Como ya lo dijimos, Rosario por su condición de imputada, ha adquirido un conjunto de garantías procesales que los hacen incólume a los requerimientos de la autoridad lo que equivale a decir, que ella no está obligada de declarar, tanto así, que tiene el inalterable derecho de decir lo que dé la gana, callar, arreglar su declaración o lo que sea, puesto que el imputado no puede ser compelido a declarar contra uno mismo, en tanto, no tiene que probar su inocencia, sino que, se le tiene que probar su responsabilidad. Enfatizo, el imputado de un hecho criminal, según la legislación, no está obligado a declarar, y menos aún, contra uno mismo la autoincriminación esta proscrita    por lo que, para los fines de la familia agraviada, mejor hubiese sido, mantenerla en la condición de testigo y someterla a todos los apremios y rigores de la ley. La ley es más dura para el testigo, porque su aporte puede sostener o derrumbar una causa. Por eso, un testigo está obligado a comparecer ante la autoridad, y sobre todo a declarar prolijamente de acuerdo a la verdad de los hechos, y en ese supuesto, si se develaban las contradicciones que hoy se exhiben existiría la  posibilidad de procesarla  y juzgarla por delitos contra la administración de justicia.

Seis: Si la muerte duele, creo que más duele, el no saber cómo vivir sin el ausente.-

¿Tanto dolor
y no poder hacer nada contra la muerte?
La familia del Ciro, debe estar consumiéndose en un inconmensurable dolor. De eso no hay duda. Nadie podrá jamás ponerse en la real dimensión de su tragedia, pero es justo que sepan, que si a Ciro no lo encuentran, es casi improbable que se instaure una causa penal contra Rosario Ponce. ¿Lo saben? ¿Son consientes? ¿Les han advertido? ¿Están en condiciones de soportar adicionalmente  a su duelo una derrota legal? La verdad no lo sé. Pero sospecho, que ya lo empiezan a digerir, y quizá recién al final de tanto desconsuelo, comprendan que en su justa lucha por encontrar la verdad, han dado tropezones. ¿Pero quien le puede pedir cordura a una familia consumida en el dolor? Supongo que nadie. Ellos están en el derecho de exigir que se desenrede este misterio. Se han metido, sin su voluntad y del modo más macabro en nuestras casas y no hay padre, madre o hermano que se sienta conmovido y atrapado en su tragedia. Y es por eso, que todas las noches los  noticieros y los adefesios estelares de las once de la noche, nos tienen ahí, sumergidos y haciéndonos beber las lágrimas de una familia acorralada por el azar de la tragedia.   

Conclusión: ¿Qué hacer? La familia de Ciro, debe también saber, que el ejercicio del derecho para alcanzar la justicia se nutre de reglas, principios que muchas veces, se ponen al margen del dolor y se centran solo en lo que puede ser mensurable y verificable. Existe por eso un viejo aforismo jurídico que sentencia así: “lo que no está en el expediente no está en el mundo”. Aplicado este precepto en el caso concreto, me obliga a que en rigor sostenga que si a Ciro no lo encuentran, la justicia que buscan nunca la encontraran, y si Ciro aparece, en el estado que sea, es casi probable, que las evidencias que vinculen a A o B con su muerte se hayan extinguido. En suma de algo si estoy convencido, que si Ciro no aparece, no podría instruirse una causa penal contra nadie y si aparece, es posible, esperemos que las evidencias de su muerte nos sirvan de algo. Por ello, sin ánimo de consejero, deberían reorientar la búsqueda de la verdad y esforzarse por encontrar a su hijo, y para ello, solo deben exigir al estado que se le tutele el “derecho a saber la verdad”. El TC ya lo hizo en el caso de Villegas Namuche, y ordenó a un Fiscal una investigación sobre la desaparición de una persona y a un Juez, que informe semestralmente sobre los resultados de esa investigación.

Sin duda:
Desde su mundo, sólo ellos saben dónde está Ciro Castillo
  
 







[1]       Establecer la condición de muerto, desaparecido u ausente  de una persona, es de singular relevancia para el sistema jurídico en general, puesto que, con el fallecido no se extingue “su vida”  por decirlo de algún modo, sino que también se da inició a toda una  temática sucesoria.Por tal razón, la  ley civil en el Perú, ha establecido reglas especificas para la declaración judicial de ausencia de una persona, o de ser el caso, la declaración de  su “muerte presunta” luego de dos  años de acontecido el hecho. Claro está, esto no obvia, la atingencia que esta declaración judicial, solo tiene efectos de índole civil y/o patrimonial.
[2]       En ningún caso, la ideación es punible,  y como estamos especulando sobre el homicidio realizado, solo queda como criterio de análisis la consumación  del delito, o el haber dado muerte a Ciro.

lunes, agosto 01, 2011

OLLANTA HUMALA: Las entrelineas cifradas de su mensaje al invocar la Carta Política de 1979

Acabo de regresar a la "civilización" y me han sorprendido las cosas que han acontecido. La más relevante fue el “hecho político” de la juramentación realizada por Ollanta Humala y que, cosa curiosa, los políticos no han sabido digerirlo con astucia. Por el contrario, algunos de ellos han preferido con las artes del escándalo cuestionar su legitimidad, cuando a todas luces esta se haya revestido de una legalidad a toda prueba. La evidencia de lo que se sostiene, es que a nadie se le puede cuestionar el ejercicio pleno de su libertad y menos aún reprimir los fundamentos, principios o valores que inspiran su accionar político, que en este caso, supone para el Presidente – nos guste o no– la consensuada Constitución Política de 1979. Por ello, no le doy mayor pólvora al asunto. Sin embargo, lo que me interesa es analizar el sentido político de lo que se oculta y/o transmite a través de este juramento. Entrelineas son varios los mensajes que ahí se esconden y van dirigidos a varios actores. Veamos:


Una primera lectura, puede ser que es un mensaje cuasi claro, a los sectores empresariales mercantilistas. A ellos, se les advierte que si no son capaces de hacer viable la gobernabilidad (boicot a las inversiones) y la propuesta de inclusión social (oponerse a los impuestos sobre las sobreganancias mineras) le empujan a que Ollanta gire sus ojos hacia el controlismo y a la receta heterodoxa, que pondría en riesgo sus negocios. Un segundo objetivo, fue arrinconar al fujimorismo militante. Esto se desliza del hecho, que son ellos los tributarios y abanderados de la Constitución del 1993, por tanto los que políticamente podrían verse más afectados. Lo anterior, no implica que esta sea sola una lucha de ideas o principios, sino la puesta en marcha de una serie de conflictos entre los nacionalistas y fujimoristas, y en la que de por medio se encuentra, sin duda, el estado de beneficio que goza Alberto Fujimori. ¿Por qué? Un conflicto puede devenir, acontecer, emerger o crearse con el propósito de resolver una incertidumbre de intereses, y se espera que al desenlace se logre alcanzar un objetivo. Según el análisis de probabilidades, el objetivo puede ser máximo o mínimo, y en esa línea se acentúan los actos. En este caso, el mensaje centra la idea del conflicto en estos términos: “tengo el poder y debes negociar conmigo las condiciones carcelarias de tu líder”. El fin máximo, lograr en términos casi prácticos una “simulada alianza entre ambos”, en tanto, el fujimorismo, no es una ideología y menos aún un proyecto que se pueda desarrollar fuera de la esfera del condenado ex Presidente. El fin mínimo, es lograr gobernabilidad y evitar algún complot que se puede armar contra el nacionalismo, usando la fuerza de los congresistas fujimoristas. Un tercer objetivo, está delimitado por el mensaje directo a los cuatro solitarios votos del APRA en el congreso y a la masa más ideologizada y militante de ese partido, que quizá resulte el ente más “sensiblero” a la prédica del 79 en tanto, quién la impulsó fue Haya de la Torre. Es por tal razón que muchos de ellos, según lo han referido, han sentido, que por fin un gobierno que ni siquiera es el suyo (puesto que Alan nunca lo hizo) ha reconocido, la “vigencia histórica” no solo de la Carta del 79, sino de pasada el legado de Víctor Raúl que había sido olvidado por García, quién lo había canjeado por Riva Agüero. Con este discurso, quedaría parcialmente neutralizada el ala más militante y movilizable del APRA que resulta ser el que tiene mayor vigencia política. Un cuarto objetivo, es calmar a la izquierda militante dentro de Gana Perú, puesto que, si bien no obtuvieron la cuota de poder ministerial que habían reclamado, al menos Ollanta con esta declaración les ha “trasmitido la idea” que desde la perspectiva ideológica, se hace viable y posible el reconocimiento de la carta del 79. En buen cristiano, con esto se logra por un lado, que el eje “armado” por Diez Canseco en el congreso se neutralice y por otro, que se le reconozca el poder moral sobre el poder real a esta izquierda militante. Lo anterior, no significa que este sector no tenga siempre abierta la esperanza que este primer gabinete (de tecnócratas sin ideología) se reduzca solo a ser el fusible que estallará ante la primera crisis política y que muy pronto darán paso a un equipo de “zurdos comprometidos”. Un quinto objetivo, es haber definido, con antelación la justificación a un posible e indescifrable gobierno que no logrará cambios sustanciales, y que, bajo el empirismo del piloto automático, solo consiga lo que hasta hoy – y bajo este esquema– había logrado García. Vale decir, nada más que administrar los contextos, sin ofrecer un ápice de gravitación que resuelva el problema de la inclusión y que, en las aritméticas finales, se añada que no se puede lograr más, porque la clase política congresal se opone al tema de los cambios estructurales a favor de la masa más necesitada y/o porque la Constitución vigente lo limita. Un sexto objetivo, es lanzar una soterrada medición a la ciudadanía. Lanzar una idea y observar como la población la procesa. Esto sirve, si tras el mensaje se oculta un plan mayor: La nueva constitución. Es claro, que está posibilidad no está descartada, tanto así que muchos actores políticos – desde varias bandas– se han pasado el fin de semana, reiterando la posibilidad de las reformas constitucionales. Vale decir, ya nadie discute esa posibilidad, ahora, luego del mensaje, solo se empezará a debatir los puntos de esa modificación. Con lo que quedaría establecido que el eje del debate, saltó con garrocha de la invocación de principios y valores, a la posibilidad de la reforma, y de ahí solo queda un paso para aterrizar en la propuesta de una nueva constitución que se podría hacer a través una Asamblea Constituyente. ¿Hacia allá vamos?.Un sétimo objetivo, sería perfilar de facto nuevos aliados y adversarios. Dentro de esos aliados, segmentar a los que están dispuestos a todo por el proyecto de Gana Perú a cambio de nada; y, a los que son capaces de transigir, por lograr espacios u cuotas de poder. Dentro de los adversarios, es posible identificar cuáles son los que en realidad tienen una fuerza gravitante, para “negociar” o “aplastarlos”. En este contexto, no sería raro que en el curso de los días que vienen se articulen colectivos que confronten directamente contra la inefable Martha Chávez, no estando incluso, lejana la posibilidad de reeditar la campaña “pon la basura en su lugar” ejecutada a la caída del régimen de Fujimori y por la que “se atacó” con bolsas de basura la casa de “insignes personajes” del régimen de facto. Un octavo objetivo, es el uso jurídico que se puede hacer de la declaración del Presidente, y que justo empezó a ser desarrollado por la defensa legal de Antauro, que hoy, invocó que sus “actos delincuenciales” se han inspirado en la Carta del 79, la misma que le sirvió de inspiración a su insurgencia. Esto de ningún modo, significa que la declaración de Ollanta sea una fuente de derecho y menos aún, que a partir de esta premisa, se abra la posibilidad de un Habeas Corpus a su favor, sino que solo implica establecer los límites estrictos al ala más extremista de reservistas que aún cree en Antauro y que en cualquier momento, pueden aguarle la fiesta a Ollanta Humala. En suma, el Presidente debe haber pensado, que con esto los calma en conjunto a Antauro, a su padre y a los reservistas. Los pronósticos en este escenario son impredecibles, pero ahí están puestos los linderos brumosos. Finalmente, la invocación a la Carta del 79, ha mellado la posibilidad de análisis de lo sustancial del discurso. Así, nadie se ha preocupado por saber los compromisos en la que recaló el mensaje de Ollanta. En estricto, no se ha exigido la claridad de los índices, indicadores y variables que se piensan lograr en el mediano plazo. Desde mi perspectiva, el rollo de Ollanta fue insuficiente técnicamente para sostener su mensaje político, puesto que el eje del discurso solo fue de “alta carga política” - trabajado en estricta reserva- sin que medie ningún componente que pueda ser ponderado en un esquema de metas. Si se quería que no emerja alguna pregunta y menos se exija alguna explicación, la retórica de la Carta del 79 funcionó a la perfección; salvo, el secretismo (y aún no sostengo, el individualismo) de Ollanta que fue expuesto a todas luces, cuando Espinoza y Chehade, sin entender el formato del juramento, se fueron no a las fuentes de la carta constitucional para jurar, sino, que echaron gasolina a la confrontación con la invocación de la carta derogada. Un equipo sincronizado no comete un error tan visible y menos aún devela que los segundos están fuera de la agenda. En fin, sea como sea, solo esperemos que el objetivo trazado antes del mensaje, no sirva como un distractor sobre temas puntuales, y tampoco, que se intente, desde la arista de la oposición dinamitar el contexto de la gobernabilidad política.


martes, junio 07, 2011

KEIKO FUJIMORI: Más razones de su derrota

Acabo de leer la columna de Nelson Manrique “Balance de Contusos 2” publicada hoy 07 de Junio en la República, que señala como razones de la derrota de Keiko Fujimori, lo siguiente:“(…)Comencemos por los coyunturales. En primer lugar los desastrosos voceros naranja: Martha Chávez amenazando al juez César San Martín por condenar a prisión a Alberto Fujimori, María Luisa Cuculiza prometiendo a los jóvenes convertir al Perú en un cuartel, Jorge Trelles ufanándose de que ellos mataron menos, Luis Delgado Aparicio reprobando el examen de comprensión lectora que le tomó Rosa María Palacios. Keiko Fujimori puso también su grano de arena, con un lapsus muy expresivo en pleno debate con Humala: “la gran mayoría” de quienes trabajan a mi lado son personas intachables.(…)”. Si bien los argumentos son sólidos y no ameritan discusión, no puedo dejar de adicionar otros hechos que me parecen relevantes para el análisis mas global, de un acontecer político que tiene fragmentado al Perú. Desde mi perspectiva, hay eventos saltantes que dinamitaron la opcción fujimorista. Entre ellos tenemos:
La declaración de Rafael Rey, que declaró para sorpresa de todos, que las esterilizaciones forzadas que se hicieron en mujeres desvalidas en el gobierno de Fujimorí "fue sin su voluntad y no contra la voluntad de ellas". Aquí quedo evidenciado la moral hipócrita de Rey y afianzó la frase acuñada por Ollanta, en el debate: “no se lucha contra la pobreza matando pobres”.
La declaración de Fernán Altuve, que dijo, sin estupor, que si ganaba Ollanta Humala, Alan García será el que encabece la oposición, ergo, añado que si ganaba Keiko, se debía entender que este sería su aliado. Aquí, el mensaje asimilado para muchos, era que esta alianza era más posible en temas no contra la corrupción, sino a favor de la impunidad.
La alianza fáctica con el sector más nefasto de la iglesia católica, representado por Cipriani, quién no perdió la ocasión para disparar contra el adversario, usando para ello, la plataforma de la fe y haciéndose el santo y pulcro hombre de Dios, cuándo en el fondo estaba movido por enconos ajenos a la vocación del humanismo cristiano.
La presencia de PPK es el quiebre. En un primer momento un bocado perfecto para ser aliado, pero luego de sus fingidas declaraciones y disforzadas actuaciones demostró que no está a la altura de un estadista. Dicho esto, la presencia de PPK en el mitin de cierre de campaña, espantó a los “PPKausas, pues contra el rollo equilibrado, motivador y ético que articuló y convenció a una buena porción de la población en un primer momento, en esta última parte, con un solo acto demostró a todos los sectores que éste nunca se movió por el Perú, sino por la defensa de sus negocios. Así, en una significativa porción del sector A y B que resulta más sensible al tema de la coherencia y de los gestos, se vio lamentable, desconcertante y ridículo a PPK, disputándole en estilo al “Pecoso Ramírez” las arengas hacia Alberto Fujimori, padre de Keiko sobre las obras que había hecho, como si esto ,fuese suficiente para resetear de la memoria de los peruanos, la dignidad. Asimismo, en el sector D y E ver al gringo mentiroso (pues nunca resolvió el tema de su nacionalidad) a lado de la candidata que era la opción del asistencialismo más pragmático, los hizo recapacitar y los empujo a votar por Ollanta, puesto que esa dupla, era sin duda, la imagen de la consolidación del conservadurismo mas extremo y la defensa cerrada del capital sobre el trabajo.
La presencia de Castañeda, un tecnócrata reconocido en Lima, pero que en esta circunstancia que se debatía la controversia entre “la dignidad y billetera” como lo dijo Gustavo Gutierrez, verlo en la tribuna de Keiko, fue percibido por el sector B y C que el Ex Alcalde no estaba ahí, para defender un modelo, proyecto u ideal político, sino, para asegurar su impunidad en temas de corrupción con las que está salpicada su gestión. ¿Alguien puede dudar que un gobierno de Keiko hubiese sido imparcial con Castañeda en el caso Comunicore?
No estuvo bien, tener de piquichón a Máximo San Román, pues una declaración rabona y ayayera como la de él demostró a un sector emergente que la dignidad para ese hombre era una variable inservible. De un solo tajo, pasó de cortar el salame a zalamero.
Tampoco se vio bien la alzada al coche del Pastor Lay, que con la rigidez de su discurso demagógico, dio muestras de incoherencia y sometimiento de la segmentada iglesia evangélica al poder fáctico del Opus Dei; quién a través de Rey estaba soplándole la oreja a Keiko Fujimori e indicándolo lo que debía hacer, pues, es evidente, que incluso para el menos ilustrado de los creyentes evangélicos, Cipriani y Rey, son capaces de lanzarlos al fuego eterno del infierno. Así que en ese lecho, ya estaban completos los amantes. No había espacio para otras confesiones.
La presencia absurda de los tabloides, encabezados por Aldo Mariategui, Fritz Du Bois y “El Comercio”, que sacaron sus afilados dientes para demoler a los humalistas, rompiendo las reglas básicas de la congruencia y la verificación de la información, sino que además, confundieron intencionalmente, lo real maravilloso con lo maravilloso de lo real, y creyeron ilusamente que Benjamín Compson podía derrotar en juicios y argumentos a Mafalda.
Una variable insustituible fue la propia Keiko Fujimori, que se ahogo paulatinamente en su propio discurso. Ella a pesar de su bien ensayada solvencia verbal, fue percibida por la población como un híbrido que develaba una personalidad fría, monocorde, pragmática y amoral, pues, no solo era capaz de fingir sus afectos, utilizar a su marido, mostrar a sus hijas, manipular a su madre, y castigar sin juicio a sus esclavos más cercanos - al no establecer relaciones horizontales, es capaz de sacrificar a cualquier peón con el fin de lograr su objetivo - sino, porque su proceder develó la fibra que su mensaje no era más que un formato armado a lo largo de la campaña política para ser consumido por la población menos pensante. Así, a ella no le importó confundirse o no distinguir: que el desarrollo no es sinónimo de atropello; que la democracia no tiene nada que ver con el clientelaje; que la cultura, está al margen del especial del humor; que la inclusión no puede ir contra la destrucción de la identidad; que la demanda contra la exclusión, no puede ser entendida como la monserga del resentido conspirador; que la nación, no se agota en los linderos de la chacra de pampa bonita; que la cohesión social, no tiene que ver con el asistencialismo; que el acceso al mercado no siempre empalma, con la inocuidad de una externalidad negativa; que el capital no puede ser visto como una posibilidad de comisión; y que la inversión debe estar muy alejada de la usura. Esta confusión audaz y despropocionada fue develada por el sector más instruido del país, que en un contexto como este, se vio obligado a articular a los intelectuales más relevantes contra su proyecto político.
El suicidio mediático de cada uno de estos personajes, fue visto por la TV, que esta vez, en su afán de paralizar la arremetida de los sectores emergentes, se vio obligado, bajo el aura de la libertad de empresa- sobre el de información- a divulgar en vivo y directo a todos los voceros del fujimorismo y entre ellos, claro  está, cada una de sus torpezas expuestas, que le sirvieron finalmente a Ollanta Humala para jalar a más de medio millón de votos a su vereda y hacerse de la victoria final.
Finalmente, una vez más los hechos demuestran que no siempre en una campaña electoral gana el que plantea mejor su estrategia política, sino, por el contrario, el que también sabe nutrirse de los errores del adversario. Cabe añadir, que esperar los errores ajenos, no es parte de una estrategia, sino solo una cuestión táctica, puesto que esta variable escapa a la esfera de una decisión propia. En este caso, como se ve Keiko hizo una campaña esplendida – casi logra ganar- pero en la circunstancia de la polarización y el discernimiento final, siempre pesará el yerro más que el logro.